miércoles, 30 de diciembre de 2015

Redención.

 Lo miro todo desde la templanza, no hay malignidad en mí. Pero, realmente, ¿qué gano?.

 ¿Realmente todo lo que contemplo se merece mi atención?.

 ¿Y si soy yo el que no merezco lo que veo?.

 Mientras nos preguntamos estas cosas, paseamos cerca de las auroras que marcan los límites de nuestra existencia y percepción. Somos capaces de notar ese poder emocional interno que late y hace que reflexionemos sobre el valor de nuestro ser.

 Puedo rozar con mis dedos la fría superficie que marca el final de mi discernimiento. Ese frío molesta, y hace que comience a empujar las paredes que me atrapan, intentando ampliar mis límites.

¿Qué se merece mi atención?.

¿Qué me merezco yo?.

lunes, 28 de diciembre de 2015

El amor es deseo de belleza.

 Últimamente todo suena con más fuerza, contundente, y doloroso. Eso no quita que sea bien consciente de lo que ocurre a mi alrededor, pero es molesto no darse cuenta de cosas que no ves por una enorme columna de humo que te está cegando.
 Me encantaría que pudieras encontrar la manera de seguir adelante, pero tendrás que seguir esperando y buscando. También podrías dejar de ser tan dúctil.
 Gracias a esa paciencia que tienes conmigo, pienso que soy capaz de salir de aquí.



Cuchillo de las más firmes esperanzas.

El odio se ensalza con nosotros. Se agarra de la mano al miedo, y ambos te persiguen, mientras no dejas de correr y tropezar, desgarrándote la piel, llorando, pidiendo clemencia.
 Y mientras todo esto ocurre, hay otra persona, ahí fuera, que sólo piensa en lo bonito que es su peinado,o lo bien que le sientan unas botas. Sin saber que existes, mientras huyes y te escondes.
 Corres, y la gente ve cómo estás en apuros, te siguen con la mirada, y ves cómo sonríen, quietos, grises.
 Cuando no puedes correr más y caes al suelo, no te levantes, ellos ya están ahí, para no dejar que lo hagas. Toda esos monstruos.
 Despiertas, y vuelves a recordar que alguien te persigue.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Nosotros somos el puente que nos une al mundo.

 Es normal tocar fondo. A todos nos ha pasado alguna vez. Pero sin duda la peor parte de tocar fondo, es ser arrastrado vertiginosamente por la corriente de los ciclos tóxicos y autodestructivos.
 A veces, por mucho que uno se esfuerza y se agarra como puede, termina siendo tragado, simplemente, porque no tiene la fuerza suficiente.

 Soñé que estaba en una isla llena de gente. En la isla había muchos árboles, uno para cada persona, menos para mí, no sé por qué. Hubo un momento en el que había que irse de la isla, construyendo barcas con los barcos que cada uno tenían asignados. Mientras cada uno construía su barcaza con la madera que sacaban de su árbol, yo miraba, sabiendo que yo no podría irme, pero sin hacer nada por cambiarlo.
 Cuando todos se iban montados en sus barcas, ninguno miraba atrás. Yo me quedaba en una isla totalmente desierta, sin un sólo árbol. Pero encontré una semilla, de un árbol. La única. La sembré con todo el cuidado del mundo. Ahora sólo toca esperar a que crezca.

 Para sobrevivir a los peores golpes, hay que reponerse, y ser consciente de los cuidados que necesitamos, tanto de nuestra parte, como de los demás. De vez en cuando sólo debemos pararnos, y calmar nuestras heridas. No podemos caminar mientras nos desangramos.

viernes, 25 de diciembre de 2015